¿Por qué la canción “Veneka” de Rawayana está dando tanto de qué hablar?

El origen del término “veneco” y su evolución

La palabra “veneco” tiene una historia que va más allá de ser un simple insulto. Antes de que fuera usada de forma despectiva contra los venezolanos migrantes, nació para describir a los colombianos que cruzaban la frontera hacia Venezuela en busca de una vida mejor. Era una mezcla de “venezolano” y “colombiano”. Todo muy neutral al principio, ¿no?

Pero, las cosas cambiaron. Con el éxodo masivo de venezolanos en los últimos años, provocado por la crisis política y económica, el término “veneco” comenzó a ser usado con tintes racistas y xenófobos en países de América Latina. Es como si de repente alguien usara “gato” como insulto porque vives en un lugar lleno de gatos. Absurdo, pero así funciona a veces.

Ahora, imagina que estás en otro país y te llaman “veneco” con cara de desprecio. ¿Qué harías? Rawayana y Akapellah decidieron tomar ese insulto y darle la vuelta.

“Veneka”: la canción que lo cambió todo

La banda venezolana Rawayana, junto con el rapero Akapellah, lanzó la canción **”Veneka”** con una idea clara: transformar un término ofensivo en un símbolo de orgullo. La canción, llena de ritmo y frases potentes, busca reivindicar la identidad venezolana y decirle al mundo: “Sí, somos venecos, ¿y qué?”

Pero claro, no todo el mundo lo tomó con alegría. Nicolás Maduro, con su ya famoso programa “Con Maduro +”, puso el grito en el cielo. Dijo que la canción era un ataque a la dignidad de las mujeres venezolanas. Vamos, como si estuviera defendiendo un patrimonio nacional, ¡la identidad venezolana no se toca!

¿El resultado? Un revuelo que llevó al grupo a cancelar su gira en Venezuela. Como ellos mismos dijeron: “Nuestra música no está hecha para dividir… PAZ”. Porque, al final, la idea es unir, no polarizar.

La reapropiación: ¿qué es y cómo funciona?

¿Sabías que tomar un insulto y convertirlo en algo positivo tiene un nombre técnico? Se llama **reapropiación**. Es como cuando alguien te dice “nerd” y tú respondes: “Sí, soy nerd, y gracias a eso tengo un trabajo genial y leo más libros que tú”.

La reapropiación no es nueva. En inglés, por ejemplo, palabras que antes eran insultos para comunidades afro o LGTBIQ+ ahora son usadas con orgullo por esas mismas comunidades. ¿El truco? Depende de quién la use y cómo la diga. Porque no es lo mismo que un amigo te diga “veneco” de broma a que alguien te lo diga con odio.

En el caso de “Veneka”, los artistas quieren que los venezolanos se adueñen del término, le quiten el veneno y lo conviertan en símbolo de resistencia y orgullo. Como el verso de la canción dice: “Para que aprendas que las chamas se respetan”. ¡Eso es reapropiación en acción!

Ejemplo práctico de reapropiación

  • Insulto: “Friki”. Reapropiado: “Soy friki, y gracias a eso sé programar mejor que tú”.
  • Insulto: “Cuatro ojos”. Reapropiado: “Mis gafas son Gucci, gracias”.
  • Insulto: “Veneco”. Reapropiado: “Sí, soy veneco y bailo mejor que tú”.

El problema de fondo: el éxodo venezolano y el racismo

Detrás de toda esta polémica, hay una realidad innegable: millones de venezolanos han tenido que migrar por la crisis en su país. Y como suele pasar con las grandes olas migratorias, han enfrentado racismo, clasismo y prejuicios en los países donde buscan un nuevo hogar.

El término “veneco” se usa con frecuencia para estigmatizar a estos migrantes. Es como un combo de insulto que incluye “pobre”, “delincuente” y “foráneo”. Lo peor es que se mezcla con realidades como el clasismo y el impacto social de recibir a tantos nuevos habitantes de golpe.

Por eso, canciones como “Veneka” son más que un hit: son una forma de visibilizar y enfrentar estos prejuicios. Es como poner un megáfono y decir: “Oye, ¡somos más que un estereotipo!”

¿Por qué Maduro se puso tan dramático?

Maduro no perdió la oportunidad de aprovechar la polémica. En su discurso, dijo que la canción desfigura la identidad venezolana, que es un insulto a las mujeres y que necesitamos mil poemas y canciones para defender nuestra dignidad.

Pero aquí está el detalle: en ningún momento mencionó que el uso de la palabra “veneco” como insulto es una consecuencia directa de la crisis que su propio gobierno ayudó a crear. ¡Vaya omisión, ¿no?!

En lugar de reconocer el problema de fondo, prefirió enfocarse en atacar a los artistas, como si ellos fueran los responsables de la situación.

El impacto cultural de “Veneka”

A pesar de la controversia, la canción ha puesto sobre la mesa un debate importante sobre identidad, migración y racismo en América Latina. Además, demuestra que la música puede ser una herramienta poderosa para el cambio social.

Imagina que eres un joven venezolano en Perú o Colombia y escuchas “Veneka”. De repente, lo que antes era un insulto ahora te llena de orgullo. Esa es la magia de la música y del arte en general: transformar la realidad, aunque sea un poco.

Como dijo María Corina Machado en un mensaje que apoyaba la canción: “Ya lo sabes… con ellas no te metas”. Porque, al final, la identidad venezolana es mucho más fuerte que cualquier insulto.

¿Qué podemos aprender de todo esto?

  • Que las palabras tienen poder, pero también podemos cambiar su significado.
  • Que la música y el arte son herramientas de resistencia y orgullo.
  • Que, a veces, la mejor forma de responder a un insulto es apropiándonos de él.

Conclusión (sin llamarla así, porque no nos gustan los clichés)

La polémica de “Veneka” no solo nos deja una canción pegajosa, sino una lección importante sobre cómo enfrentar el odio y la discriminación. A veces, el mejor arma no es pelear, sino bailar al ritmo de una canción que nos recuerde quiénes somos y cuánto valemos.

Así que, la próxima vez que escuches “Veneko” usado como insulto, recuerda que también puede ser un grito de orgullo. Y, si alguien te mira raro por tararear la canción, solo responde: “¡Sí, soy veneco, y con mucho flow!”

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