Migración académica venezolana: investigadores que brillan fuera del país

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La migración venezolana no solo se ha expresado en cifras masivas, sino también en perfiles diversos. Uno de los fenómenos menos visibilizados ha sido el de la migración académica y científica, que ha transformado profundamente el panorama universitario nacional y al mismo tiempo ha generado una diáspora intelectual venezolana activa, talentosa y reconocida internacionalmente.

Desde matemáticos en universidades de élite hasta biólogos en centros de investigación de primer nivel, cientos de académicos formados en Venezuela han logrado insertarse y destacar en instituciones de América, Europa y otras regiones. Este artículo explora las causas de este fenómeno, perfila algunas historias inspiradoras y plantea cómo esta diáspora del conocimiento puede transformarse en una oportunidad para el país.

La fuga de cerebros: causas estructurales

Desde hace más de una década, Venezuela ha vivido una profunda crisis universitaria. Profesores, investigadores y personal técnico de universidades públicas han enfrentado condiciones laborales precarias, falta de recursos, deterioro de infraestructuras y censura.

Entre los principales factores que impulsaron la salida de investigadores destacan:

  • Salarios insuficientes (en muchos casos, menores a 50 dólares mensuales)
  • Cierre de programas de investigación
  • Falta de reactivos, laboratorios o bibliotecas actualizadas
  • Inseguridad y dificultades de movilidad
  • Burocratización de ascensos y acceso a fondos

Ante este panorama, muchos científicos optaron por continuar su carrera fuera del país, buscando no solo mejores condiciones económicas, sino también entornos donde su trabajo fuera valorado.

¿Dónde están hoy los investigadores venezolanos?

Los destinos más comunes de esta migración académica han sido:

  • Estados Unidos y Canadá
  • España, Alemania, Francia, Países Bajos
  • Chile, Argentina, México, Brasil y Colombia

En muchos de estos países, los profesionales venezolanos han sido bien recibidos gracias a su formación sólida, capacidad de adaptación y experiencia en contextos complejos. Universidades, centros de investigación y laboratorios han incorporado talentos venezolanos que hoy lideran proyectos innovadores.

Historias que inspiran

1. Diana Alarcón – Biotecnología (Canadá)

Graduada en la Universidad Simón Bolívar, Diana emigró en 2017 tras ver cómo su laboratorio se quedaba sin equipos ni insumos. Hoy trabaja en la Universidad de Toronto en un equipo que desarrolla terapias genéticas para enfermedades raras. Ha publicado más de 20 artículos en revistas científicas y es mentora de jóvenes investigadores latinoamericanos.

2. Carlos Rodríguez – Matemáticas aplicadas (Francia)

Profesor titular en la Universidad Central de Venezuela, Carlos decidió continuar su carrera en la Universidad de Lyon, donde dirige un grupo de investigación sobre modelos matemáticos para epidemias. Durante la pandemia de COVID-19, fue parte del equipo asesor del Ministerio de Salud francés.

3. María Fernanda Gómez – Ciencias ambientales (Chile)

Doctora en ecología tropical, se unió al Instituto de Ecología y Biodiversidad en Santiago de Chile. Allí investiga el impacto del cambio climático en los Andes y ha impulsado redes de colaboración entre científicos venezolanos en el exilio.

4. Luis Ramírez – Física teórica (Alemania)

Luis fue becario de Fundayacucho y egresado de la ULA. En Alemania, se vinculó al Instituto Max Planck de Física y colabora en proyectos sobre física cuántica aplicada a computación. Aunque no ha vuelto a Venezuela, dicta seminarios online para estudiantes de Mérida y Caracas.

5. Gabriela Sánchez – Medicina molecular (España)

Investigadora en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) de Madrid, Gabriela trabaja en estudios de mutaciones genéticas en cáncer de mama. En paralelo, participa en un colectivo que ofrece asesorías académicas a estudiantes venezolanos que quieren aplicar a maestrías en Europa.

¿Qué aportes están haciendo al país desde fuera?

Aunque muchos han salido por necesidad, la mayoría de estos investigadores mantiene vínculos con Venezuela y busca formas de contribuir desde el exterior:

  • Participación en redes como Red Venezolana de Científicos en el Exterior (REVECEX)
  • Donación de libros, insumos y recursos a universidades nacionales
  • Tutorías virtuales para tesistas de pregrado y posgrado
  • Traducción y divulgación científica para público general
  • Apoyo a jóvenes investigadores que desean continuar su formación en el extranjero

Estas acciones demuestran que la migración del talento no tiene por qué ser una pérdida definitiva, sino que puede convertirse en una extensión internacional del conocimiento venezolano.

El reto de crear puentes y no solo salidas

Una de las principales críticas a la migración académica ha sido la llamada “fuga de cerebros”. Sin embargo, muchos expertos plantean que el verdadero problema no es que el talento salga, sino que no existan mecanismos que permitan el retorno, la colaboración o el trabajo conjunto a distancia.

Algunas propuestas para aprovechar este capital humano disperso:

  • Programas de vinculación formal con universidades en Venezuela (a través de convenios, cátedras honoríficas, asesorías virtuales)
  • Proyectos binacionales financiados por organismos internacionales
  • Participación de científicos venezolanos en el diseño de políticas públicas
  • Fortalecimiento de redes entre universidades del sur global
  • Promoción de plataformas digitales para intercambio científico

Además, es clave que las universidades venezolanas recuperen su autonomía, capacidad financiera y conexión con el mundo, para poder ofrecer condiciones mínimas que incentiven la colaboración.

¿Qué puede aprender Venezuela de esta diáspora?

  • Que el talento nacional tiene nivel internacional
  • Que la ciencia es una herramienta de soberanía y desarrollo
  • Que la recuperación universitaria es urgente y estratégica
  • Que la inclusión digital y tecnológica debe ser prioritaria
  • Que apostar por la educación y la investigación es sembrar futuro

Los países que han superado crisis estructurales lo han hecho con base en educación, ciencia e innovación. Venezuela no será la excepción.

Conclusión

La migración académica venezolana es un fenómeno complejo, pero también lleno de posibilidades. Decenas de investigadores están brillando en el extranjero, no solo por su talento, sino por su compromiso con el conocimiento, la justicia social y el progreso colectivo.

Convertir esta diáspora en una red activa, conectada y propositiva es un desafío para el Estado, las universidades, la sociedad civil y los propios científicos. Pero es también una oportunidad única para construir puentes entre el país que se fue y el país que sigue resistiendo y esperando.

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