El desgaste del gobierno de Maduro: como un coche sin gasolina
Imagínate un coche que lleva años andando sin parar, con el tanque casi vacío y las llantas desgastadas. Eso, según Ramón Piñango, es el gobierno de Nicolás Maduro. Aunque todavía sigue en marcha, los conflictos internos (tanto los que vemos como los que no) están haciendo mella en su capacidad de maniobra.
El desgaste es visible en la lucha de facciones dentro del oficialismo. Algunos reconocen que la situación política y económica es insostenible, mientras otros siguen negándola. Es como si en el coche uno quisiera arreglar el motor mientras otro insiste en que “solo necesita más gasolina”. Y mientras tanto, el país paga la factura.
¿Qué significa esto para los venezolanos? Según Piñango, aunque el control del poder sigue siendo fuerte, el costo político, social y económico es tan alto que un cambio parece inevitable, aunque no sea inmediato ni fácil.
Conflictos internos: el enemigo en casa
Piensa en una familia donde todos se pelean por quién controla el televisor. Eso es lo que pasa dentro del gobierno de Maduro. Piñango señala que las tensiones internas entre las facciones del chavismo son un signo claro de desgaste. Los que no quieren aceptar la realidad son los mismos que complican las cosas para los que intentan adaptarse.
- Ejemplo: unos buscan mantener el modelo comunal, pero otros saben que eso ya no tiene apoyo popular.
- Resultado: más peleas internas y menos efectividad para gobernar.
¿Por qué 2025 podría ser un año diferente para Venezuela?
Ramón Piñango asegura que Venezuela está en el umbral de un cambio político trascendental. Según él, 2025 podría ser un año completamente distinto a 2024. Pero ojo, eso no significa que todo será color de rosa. Si el cambio no llega, es probable que veamos un endurecimiento del autoritarismo.
Para entenderlo, imagina que tienes una olla a presión: si no se libera la válvula a tiempo, explota. En Venezuela, esa válvula es el cambio político. La presión internacional y los propios conflictos internos del chavismo están acercando al país a un punto de inflexión.
El papel de la oposición: ¿sin oxígeno para respirar?
La oposición no lo tiene fácil. Entre represión y falta de recursos, hacer política en Venezuela es como intentar correr una maratón con un solo pulmón. María Corina Machado, por ejemplo, está tratando de mantenerse relevante, pero las condiciones son tan complicadas que cada vez se le hace más difícil. Edmundo González, por su parte, se enfoca en el ámbito internacional, intentando sumar apoyos para un eventual cambio.
- Ejemplo: la oposición intenta organizar manifestaciones, pero la falta de permisos y la amenaza de represión complican cualquier movimiento.
- Otro ejemplo: mientras tanto, figuras internacionales como Marco Rubio, ahora secretario de Estado de EE. UU., presionan desde fuera.
¿Puede la presión internacional marcar la diferencia?
La elección de Donald Trump y el nombramiento de figuras como Marco Rubio han generado un nuevo escenario. Rubio ha sido un crítico constante de los regímenes autoritarios en la región, como los de Nicaragua y Cuba. Para Piñango, esto pone más presión sobre el gobierno de Maduro, que ahora no solo debe lidiar con problemas internos, sino también con un contexto internacional cada vez más adverso.
Es como si el gobierno estuviera en un ring de boxeo, peleando con un rival frente a él (la oposición) mientras recibe golpes por la espalda (la presión internacional).
Ejemplo de la presión externa en acción
Recientemente, el distanciamiento de líderes como Lula Da Silva con Maduro demuestra que incluso antiguos aliados están empezando a cuestionar su modelo. Esto deja al oficialismo con menos apoyo en la región y aumenta la incertidumbre sobre su futuro.
¿Qué pasará con el modelo comunal en Venezuela?
Maduro sigue apostando por el estado comunal, pero Piñango es claro: este modelo ya no tiene arraigo político entre los venezolanos. Es como tratar de vender un teléfono con teclado físico en plena era de los smartphones: nadie lo quiere.
La insistencia en este modelo solo genera más rechazo y profundiza la desconexión entre el gobierno y la población. A medida que la situación se complica, incluso dentro del chavismo hay quienes empiezan a cuestionar la viabilidad de mantener esta estrategia.
El costo de la represión: ¿vale la pena?
Según Piñango, el costo de reprimir a la población es cada vez más alto para el gobierno. Aunque la represión podría aumentar, no es sostenible a largo plazo. Es como intentar mantener una puerta cerrada a la fuerza mientras la presión del otro lado no para de crecer: eventualmente, la puerta cede.
Además, cada acto de represión genera más descontento, tanto dentro como fuera del país, y alimenta la narrativa de quienes abogan por un cambio político.
Conclusión: el umbral de un cambio inevitable
Venezuela está en un momento crucial. Con un gobierno desgastado, una oposición asfixiada pero activa, y una creciente presión internacional, el escenario está listo para una transición. Según Ramón Piñango, aunque el cambio no será sencillo ni rápido, es inevitable.
El desafío ahora es cómo canalizar esa transformación de manera que beneficie a la mayoría de los venezolanos. Mientras tanto, el país sigue siendo una olla a presión, esperando que alguien gire la válvula antes de que sea demasiado tarde.