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En marzo de 2025, médicos, organizaciones sanitarias y voceros de la salud pública en Venezuela han encendido las alarmas ante un panorama preocupante: el riesgo real de reaparición de enfermedades que ya estaban erradicadas o bajo control, como la poliomielitis, el sarampión y la difteria.
Esta advertencia no es nueva, pero ha ganado fuerza recientemente debido al descenso sostenido en las tasas de vacunación, la falta de campañas masivas de inmunización y la fragilidad estructural del sistema sanitario. Lo que antes parecía un escenario remoto, ahora es una posibilidad que podría materializarse si no se toman medidas urgentes.
En este artículo abordamos las causas de esta crisis latente, los riesgos específicos que enfrenta el país, las voces de los expertos y las acciones necesarias para evitar un retroceso sanitario de décadas.
¿Qué es la poliomielitis y por qué preocupa su regreso?
La poliomielitis es una enfermedad viral altamente contagiosa que puede causar parálisis irreversible e incluso la muerte. Aunque no tiene cura, se previene de manera efectiva mediante vacunas. Gracias a campañas globales de inmunización, el mundo ha estado cerca de erradicarla.
En Venezuela, el último caso autóctono se reportó hace más de 30 años, pero la cobertura actual de vacunación está por debajo del 80% mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para evitar brotes. Algunas regiones presentan coberturas inferiores al 60%.
“Estamos viendo un deterioro progresivo en los niveles de inmunización. Si continúa esta tendencia, un brote de poliomielitis podría ocurrir en cualquier momento”, advirtió la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría.
No es solo la polio: otras enfermedades también amenazan
La poliomielitis no es la única enfermedad que podría reaparecer. Las siguientes también presentan riesgo de brotes en varias regiones del país:
- Sarampión: aunque se habían logrado importantes avances, en 2024 se confirmaron casos aislados en Anzoátegui y Zulia.
- Difteria: ha mostrado rebrotes desde 2016, especialmente en estados con condiciones sanitarias precarias.
- Tos ferina y rubeola: su vigilancia epidemiológica es limitada, lo que aumenta el riesgo de propagación.
- Fiebre amarilla: casos esporádicos han puesto en alerta zonas rurales con baja cobertura vacunal.
Lo más grave es que muchas de estas enfermedades pueden transmitirse con facilidad, sobre todo en entornos con alta densidad poblacional, desnutrición y deficiencias de agua potable.
¿Por qué ha caído la vacunación en Venezuela?
Varios factores han contribuido al colapso del esquema nacional de inmunización:
- Falta de recursos: hospitales y ambulatorios carecen de jeringas, refrigeración para vacunas y personal capacitado.
- Crisis económica: muchas familias no pueden costear el transporte para llevar a sus hijos a vacunar.
- Migración del personal de salud: miles de enfermeros y médicos han emigrado, dejando centros de salud desatendidos.
- Desconfianza institucional: parte de la población no confía en los programas oficiales ni en la calidad de las vacunas.
- Falta de campañas públicas masivas: la visibilidad del tema ha desaparecido de los medios estatales y la comunicación institucional.
Según Médicos por la Salud, solo el 55% de los niños menores de cinco años recibió todas las vacunas del esquema básico en 2024.
La voz de los expertos
Numerosos especialistas han levantado la voz durante los primeros meses de 2025. La Sociedad Venezolana de Infectología, la Academia Nacional de Medicina y varias ONG han publicado informes y cartas abiertas al Ministerio del Poder Popular para la Salud exigiendo:
- La reactivación de jornadas masivas de vacunación.
- La participación de organismos multilaterales como la OPS y UNICEF.
- La creación de un plan nacional de contingencia ante posibles brotes.
“Es inaceptable que Venezuela, con décadas de experiencia en inmunización, esté ahora al borde de una emergencia sanitaria evitable”, expresó el doctor Julio Castro, reconocido infectólogo.
¿Qué está haciendo el gobierno?
En respuesta a las críticas, el Ministerio de Salud anunció en marzo de 2025 un plan de vacunación nacional que pretende llegar a 3 millones de niños en los próximos 6 meses. Se han activado brigadas móviles, vacunatorios en escuelas y alianzas con gobiernos regionales.
Sin embargo, organizaciones como Médicos Unidos por Venezuela advierten que:
- Aún no se ha publicado un cronograma oficial detallado.
- No hay claridad sobre el inventario real de vacunas disponibles.
- Algunas zonas del interior del país siguen sin recibir dotación desde enero.
Además, el Estado ha rechazado en varias ocasiones recibir ayuda directa de organismos internacionales, argumentando que se trata de “intromisión extranjera”.
El riesgo de politización
Otro elemento preocupante es la posible politización de la vacunación, donde algunos voceros oficialistas han condicionado el acceso a vacunas o asistencia sanitaria a la afiliación política o al “carnet de la patria”. Aunque estas prácticas no están documentadas sistemáticamente, se han reportado en varios estados del país.
Esto no solo pone en peligro a los niños y adultos que quedan fuera del sistema, sino que mina la confianza pública en los programas de salud.
¿Qué puede hacer la población?
Ante la desinformación y la falta de campañas visibles, muchos padres y representantes no saben qué vacunas corresponden a sus hijos ni dónde aplicarlas.
Algunas recomendaciones para la ciudadanía:
- Acudir a ambulatorios públicos o centros privados que cuenten con vacunas disponibles.
- Consultar con pediatras de confianza el esquema de vacunación actualizado.
- Compartir información confiable en redes sociales y grupos comunitarios.
- Organizar jornadas comunitarias con apoyo de voluntarios o asociaciones vecinales.
También es crucial que los medios de comunicación retomen su rol educativo y promuevan la vacunación como un acto de responsabilidad colectiva.
¿Cuál es el riesgo real de un brote en 2025?
Según proyecciones de la Red de Sociedades Científicas Médicas de Venezuela, si no se revierte el descenso en la cobertura vacunal, el país podría experimentar brotes de polio o sarampión antes de finalizar 2025, especialmente en zonas fronterizas, rurales y marginales.
La experiencia de países como Siria, Yemen o Haití demuestra que la inestabilidad política y económica puede facilitar la reaparición de enfermedades erradicadas, con consecuencias mortales.
Conclusión
Venezuela enfrenta un reto sanitario silencioso pero peligroso: evitar el regreso de enfermedades prevenibles. La poliomielitis es solo la punta del iceberg de un sistema de salud frágil, golpeado por la crisis y por la descoordinación institucional.
La vacunación no es un lujo, ni un favor político: es un derecho fundamental. Recuperar los programas de inmunización debería ser una prioridad nacional urgente, que convoque a todos los sectores sin distinción.
Porque lo que está en juego no es solo la salud individual, sino el futuro colectivo de un país entero.