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En marzo de 2025, el Ministerio del Poder Popular para la Salud de Venezuela emitió tres alertas sanitarias urgentes relacionadas con medicamentos falsificados, vencidos o adulterados que han sido distribuidos de manera irregular en farmacias, mercados informales e incluso centros de salud públicos.
La denuncia, respaldada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y laboratorios independientes, pone de relieve una crisis silenciosa pero extremadamente grave: el riesgo creciente para millones de personas que dependen de tratamientos médicos en un sistema de salud ya debilitado por la escasez, la corrupción y la informalidad.
En este artículo abordamos cuáles son los medicamentos implicados, cómo ingresan al mercado, qué consecuencias tienen para la salud pública y qué acciones se deben tomar para proteger a la población venezolana.
¿Qué medicamentos están bajo alerta?
Según los reportes oficiales y de organizaciones médicas, las alertas emitidas hasta marzo de 2025 se refieren a los siguientes productos:
- Paracetamol 500 mg (marca no autorizada)
Se detectó una presentación con etiquetado falso, sin registro sanitario válido y con presencia de impurezas que podrían generar toxicidad hepática. Se vendía en farmacias informales del centro del país. - Insulina NPH falsificada
Frascos con fecha de vencimiento alterada, temperatura de conservación inadecuada y ausencia de principio activo. Detectados en centros de salud en Zulia y Bolívar. Altamente peligrosa para pacientes diabéticos. - Ampollas de Enalapril inyectable adulteradas
Lotes no autorizados, con variaciones de color y densidad. Algunos análisis mostraron presencia de solventes no aptos para consumo humano.
Estas alertas han sido difundidas mediante comunicados oficiales y avisos en redes sociales, aunque su alcance ha sido limitado por la falta de campañas de información en medios masivos.
¿Cómo llegan estos medicamentos inseguros al mercado?
En Venezuela, la crisis sanitaria y el colapso del aparato regulador han generado un entorno propicio para la proliferación del mercado negro farmacéutico. Entre las vías más frecuentes de ingreso de productos ilegales se encuentran:
- Importaciones clandestinas desde países vecinos como Colombia o Brasil.
- Falsificación local con materiales reciclados o adulterados.
- Distribución informal a través de redes de farmacias paralelas, mercados populares y vendedores ambulantes.
- Filtración desde almacenes públicos, donde medicamentos vencidos o decomisados reaparecen en circulación.
“Hay una economía subterránea de medicamentos en Venezuela. Muchos productos se venden sin control, sin factura y sin trazabilidad alguna”, denunció la Federación Farmacéutica Venezolana.
El impacto en la salud pública
El uso de medicamentos falsos o adulterados puede tener consecuencias graves e incluso mortales. Algunos de los riesgos principales son:
- Toxicidad directa por sustancias no aptas para el consumo humano.
- Ineficacia del tratamiento, lo que agrava enfermedades crónicas o infecciosas.
- Interacciones peligrosas con otros fármacos al no conocer la composición real.
- Generación de resistencia bacteriana o viral, por uso incorrecto de antibióticos falsos.
Además, se genera un clima de desconfianza generalizada hacia los medicamentos legítimos, lo que complica aún más el acceso al tratamiento seguro.
Testimonios que preocupan
Los testimonios de pacientes y médicos ilustran el drama de esta situación:
- “Mi madre es diabética. Le administramos una insulina que resultó ser falsa. Estuvo hospitalizada por un coma hipoglucémico. Nadie nos responde”, cuenta Carolina, desde Maracaibo.
- “He tenido que suspender tratamientos en pacientes hipertensos porque no confío en los fármacos que consiguen en la calle. Prefiero buscar alternativas aunque no sean las ideales”, dice el Dr. Ernesto Paredes, internista en Caracas.
¿Qué dice el gobierno?
El Ministerio de Salud ha confirmado la existencia de los lotes contaminados y ha solicitado su retiro inmediato del mercado. También ha asegurado que:
- Se reforzarán las inspecciones a farmacias y centros de distribución.
- Se implementará un sistema de trazabilidad digital para medicamentos esenciales.
- Se solicitará cooperación técnica de la OPS y el Instituto Nacional de Higiene.
No obstante, el historial de falta de seguimiento efectivo, la escasa dotación de funcionarios y la corrupción generalizada hacen dudar de la eficacia real de estas medidas.
El papel de las instituciones internacionales
La Organización Panamericana de la Salud ha reiterado su disposición a colaborar con el Estado venezolano para fortalecer el sistema de vigilancia sanitaria. Ya en enero de 2025, la OPS había advertido que Venezuela se encuentra en el grupo de países con alta vulnerabilidad farmacológica, junto con Haití y algunos territorios africanos.
La cooperación internacional será fundamental para:
- Fortalecer la capacidad de los laboratorios de control de calidad.
- Reforzar la cadena de frío y almacenamiento seguro.
- Capacitar al personal de salud en detección de productos falsos.
- Implementar una red de alerta rápida interinstitucional.
¿Qué puede hacer el ciudadano?
Ante la falta de controles y la alta circulación de medicamentos no confiables, el consumidor también debe asumir un rol activo para protegerse. Algunas recomendaciones clave:
- Comprar solo en farmacias autorizadas (evitar vendedores informales).
- Verificar que el medicamento tenga número de lote, registro sanitario y fecha de vencimiento visible.
- Si nota cambios de color, olor, consistencia o empaque, no usar el producto.
- Reportar cualquier sospecha de producto falso al Instituto Nacional de Higiene o a Médicos Unidos por Venezuela.
- Consultar siempre con un profesional de la salud antes de iniciar un tratamiento.
La situación legal y la impunidad
A pesar de que la comercialización de medicamentos falsificados está penada por la ley venezolana, muy pocos casos llegan a ser investigados y judicializados. La ausencia de mecanismos de denuncia efectivos y la debilidad institucional generan un ambiente de impunidad, que permite que las mafias farmacéuticas operen sin consecuencias reales.
“Sin un sistema de justicia funcional, los delitos contra la salud pública seguirán ocurriendo”, afirmó la ONG Transparencia Venezuela.
Conclusión
El hallazgo de medicamentos falsificados, vencidos o adulterados en el mercado venezolano en marzo de 2025 representa una amenaza directa a la vida de miles de ciudadanos, especialmente aquellos con enfermedades crónicas o condiciones médicas delicadas.
La respuesta debe ser inmediata, coordinada y sostenida: desde el Estado, la sociedad civil, las farmacias, los médicos y los propios ciudadanos. No se trata solo de evitar una intoxicación aislada, sino de recuperar la confianza en el sistema de salud y garantizar el derecho fundamental al acceso a tratamientos seguros y efectivos.
Porque en Venezuela, hoy más que nunca, la salud también depende de la verdad detrás de una etiqueta.