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En 2025, el fútbol venezolano vive uno de sus momentos más esperanzadores en su historia reciente. Tras años de altibajos, cambios estructurales en la Federación Venezolana de Fútbol (FVF), un proceso de renovación de talentos y un cuerpo técnico sólido, la Vinotinto ha mostrado un desempeño notable en las eliminatorias sudamericanas rumbo al Mundial 2026, generando ilusión entre los fanáticos y despertando el interés internacional.
Analizamos en detalle cómo ha sido este renacer del fútbol venezolano, los factores que explican su buen momento, los jugadores clave y las perspectivas de clasificación.
El contexto previo: de la incertidumbre al proyecto a largo plazo
Tras no lograr la clasificación al Mundial de Catar 2022, la FVF inició un proceso de reestructuración profunda. La contratación de un nuevo cuerpo técnico con visión moderna, la apuesta por jugadores jóvenes formados tanto en Venezuela como en el extranjero, y una mayor estabilidad organizativa fueron pilares fundamentales para encarar las eliminatorias hacia 2026.
Consciente de la necesidad de un cambio de mentalidad, la selección apostó por un fútbol más propositivo, dinámico y menos reactivo, abandonando la imagen de equipo débil que solo se defendía ante las grandes potencias sudamericanas.
El cuerpo técnico: liderazgo renovado
La llegada de Fernando Batista como director técnico consolidó una propuesta futbolística basada en:
Salidas desde el fondo con balón controlado.
Presión alta en campo rival.
Apuesta por jugadores polivalentes y dinámicos.
Trabajo psicológico para fortalecer la mentalidad ganadora.
Batista, acompañado de un cuerpo técnico joven y preparado, ha logrado instaurar una identidad de juego reconocible, generando confianza en los jugadores y credibilidad ante la afición.
Desempeño en las eliminatorias 2025
Hasta abril de 2025, Venezuela se mantiene en posiciones de clasificación directa, ocupando el cuarto lugar en la tabla sudamericana, superando a selecciones históricamente más fuertes como Chile y Paraguay.
Resultados destacados:
Victoria 2-1 sobre Chile en Santiago, mostrando carácter y madurez táctica.
Empate 1-1 contra Brasil en Caracas, en un partido donde la Vinotinto supo contener y generar peligro.
Triunfo 3-0 ante Bolivia como visitante, dominando de principio a fin.
Empate valioso 0-0 frente a Uruguay en Montevideo, mostrando solidez defensiva.
Estos resultados, junto a una racha de siete partidos consecutivos sin perder, han disparado la ilusión de una posible primera clasificación directa a un Mundial, sin necesidad de repechaje.
Jugadores clave en este nuevo ciclo
Salomón Rondón: El veterano delantero sigue siendo el líder dentro y fuera de la cancha. Su experiencia, goles importantes y capacidad de asociación han sido vitales.
Yangel Herrera: El mediocampista, hoy figura en el fútbol europeo, comanda el centro del campo con calidad, visión y despliegue físico.
Jefferson Savarino: Su talento y desequilibrio en el uno contra uno han sido armas fundamentales para desestabilizar defensas rivales.
Yeferson Soteldo: Tras superar lesiones, ha recuperado su mejor versión, aportando creatividad, velocidad y gol desde el costado izquierdo.
Wuilker Faríñez: El arquero, en gran forma, ha sido clave con sus atajadas espectaculares y seguridad bajo los tres palos.
Además, jóvenes como Telasco Segovia, Kevin Kelsy y Matías Lacava han irrumpido con fuerza, aportando frescura y competencia interna.
Cambios estructurales que han impulsado el crecimiento
Mejora de las instalaciones deportivas: La FVF invirtió en centros de alto rendimiento y canchas de entrenamiento adecuadas, permitiendo una preparación profesional.
Mayor presencia de venezolanos en el extranjero: Cada vez más futbolistas formados en Venezuela compiten en ligas de mayor nivel, ganando experiencia y aumentando el nivel competitivo de la selección.
Trabajo en categorías juveniles: La participación en torneos sub-20 y sub-17 ha fortalecido la base de talentos, asegurando un recambio generacional constante.
Apoyo psicológico y nutricional: Aspectos antes desatendidos, ahora forman parte integral del trabajo diario del equipo.
La afición: motor fundamental
El renacer del fútbol venezolano no sería completo sin mencionar el papel fundamental de la afición. En cada partido en el Estadio Monumental de Maturín, en Caracas o en otras sedes, la Vinotinto ha sentido el respaldo incondicional de un público que sueña con ver a su selección entre las mejores del mundo.
La venta de entradas récord, el entusiasmo en redes sociales y la creación de movimientos de apoyo han generado un ambiente de euforia que contagia a jugadores y cuerpo técnico.
Perspectivas para el cierre de las eliminatorias
Con varios partidos cruciales por delante, incluyendo enfrentamientos contra Colombia, Argentina y Perú, Venezuela tiene la clasificación al Mundial al alcance de su mano. Para lograrlo, será clave:
Mantener la solidez defensiva que ha caracterizado al equipo en esta eliminatoria.
Aprovechar la localía en los partidos restantes.
Gestionar adecuadamente las presiones y expectativas crecientes.
Rotar inteligentemente el plantel para evitar lesiones y sanciones por acumulación de tarjetas.
La posibilidad de jugar un Mundial, especialmente el primero que contará con 48 selecciones y un nuevo formato de grupos, motiva aún más a una generación que quiere hacer historia.
Desafíos a mediano plazo
Más allá de la clasificación, el fútbol venezolano deberá trabajar en:
Consolidar una liga local competitiva que sirva de base para la selección.
Mejorar la captación de talentos en el extranjero, aprovechando la diáspora venezolana.
Garantizar procesos de formación continua de entrenadores, preparadores físicos y analistas.
Asegurar la sostenibilidad económica de la FVF y de los clubes profesionales.
Conclusión
El fútbol venezolano vive en 2025 un verdadero renacer. El buen desempeño en las eliminatorias al Mundial 2026 no es fruto del azar, sino del trabajo serio, la apuesta por el talento joven, la mejora de las condiciones estructurales y un cambio de mentalidad que hoy ilusiona a todo un país.
La clasificación está más cerca que nunca, pero más allá del resultado final, el verdadero triunfo es haber recuperado la fe, la identidad y el orgullo de vestir la camiseta Vinotinto. Venezuela sueña, y esta vez el sueño parece mucho más posible que nunca.
La pelota sigue rodando y la esperanza, también.